3/5/08

Continuación

No os voy a dejar en suspense... Aquí el segundo mini-capítulo del cuento. EL próximo post será un interludio, para que no me acostumbre a copiar y pegar.


Grito en la [h]oscuridad

(Segunda entrega)


Pensé entonces que estaba en paz con el dichoso cerdito, al que por cierto llamé Harry, pero éste volvió a mi mente una vez más, como si hubiera estado todo el tiempo revolcándose en el barro de mi subconsciente. Ocurrió semanas más tarde, cuando la tercera y última profesora de esta increíble historia nos mandó deberes por tercera, aunque no última vez. Nos encontrábamos en el aula de Plástica, yo como siempre con la alarma instalada, cuando nos explicó en qué iba a consistir la siguiente lámina. Trabajaríamos con estampados en positivo y en negativo, por lo que primero teníamos que buscarnos un material con el que hacer las siluetas, tipo cartón o plástico. Plástico ¡¡bah!!, eso porque mi profesora no sabía las sugerencias que me da mi madre. Después de que yo me negase en rotundo a utilizar patatas, me compró unas BAYETAS súper-anchas con no-sé-cuántas capas, de unos bonitos tonos verdes y morados. Suscitaron emoción entre mis compañeros (Fíjate en ésa, ha traído BAYETAS para lo de plástica, qué fuerte tío, eso no es normal), pero realmente la idea era buena, porque la bayeta absorbía bien la pintura y luego el estampado quedaba saturado y sin agujeros “blancos”. El segundo paso era crear una o varias siluetas para hacer una composición con ellas. No conseguí dibujar unas olas convincentes, ni unas nubes ni unos pájaros, y me empezó a rondar por la cabeza el hacer una lámina dedicada a mi fiel compañero de fatigas Harry. Pero luego lo deseché, porque estoy segura de que los profesores están compinchados entre sí, e iban a pensar que se me habían acabado las ideas. De modo que disimulé un poco y dibujé algunos bocetos en los que seccionaba e intercambiaba imperturbable los cuerpos de varios animales, ya que a Harry le crecían astas de ciervo y una trompa de mariposa en su historia. Plasmé sobre el papel un jira-ón y una leo-fa, un pez-gato (dejando un poco de lado las leyes naturales), un ele-rón y un tibu-fante, una rino-rafa y múltiples combinacines fantásticas. No me dio tiempo a más en clase, así que tuve que proseguir mi trabajo por la tarde, esta vez sin modorra, pues estaba convencida de que me iba a quedar genial. Cuando mi madre consideró que ya era hora de que me acostara, todavía estaba en ello. Mi mesa se escondía bajo un zoológico fabuloso, con animales de todos los tamaños en hojas más o menos arrugadas.

No hay comentarios: