Las rocas son elementos del paisaje que parecen ser completamente independientes. No son como las plantas, que no pueden vivir en las profundidades del mar, o en el desierto más implacable, o en las cumbres más altas. Las piedras no son como los animales, que a su vez necesitan de las plantas para vivir. Todo esto, las plantas y los animales, se mueren, desaparecen y vuelven a crecer, es decir que siguen un ritmo, un ciclo que se repite una y otra vez. Pero las piedras permanecen impasibles y se mantienen sin apenas cambios a lo largo de los años, siglo, milenios... Mi madre tiene una foto de un graffiti: Si las paredes hablaran... Debe de ser todavía más increíble escuchar si las piedras hablaran, que están en todas partes, lo ven todo y lo escuchan todo. Todo este valle donde vivo yo estaba cubierto de mar, era el fondo del océano. Sólo imaginarse eso...
Por eso, cuando fuimos a las Tuerces mi madre y yo hicimos estas fotos de perfiles, siguiendo las líneas, grietas, recovecos y rugosidades por las que antes igual pasaron enormes monstruos marinos, terroríficos peces-linterna de las profundidades, o donde se posaron extrañas gaviotas prehistóricas. Con estas rocas nunca se sabe... Apetece pegarse como una lapa, nunca mejor dicho, a ellas hasta volverse uno y explorar tanto conocimiento almacenado... Espero que os gusten estas fotos donde casi, casi lo hago...
Las que vienen ahora las hicimos después de comer, y cada vez me costaba más mantener un perfil de pie.
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