Esta ciudad fue nombrada por el famoso jefe indio Seattle y "los de allí" lo pronuncian un poco como el rebuzno de un burro, siiiaaaaaadl. Bueno, no, miento. Así lo hacíamos los españoles. Cada uno tenía su versión y su forma particular de pronunciarlo, pero luego había otra que era la que tenían los americanos y a la que no conseguí acercarme mucho...
Pike Place Market Bueno, aunque el campamento fue en Seattle, al estar en el campus no vimos mucho de la ciudad, salvo en las tres o cuatro excursiones que hicimos al centro. Durante la primera, tuvimos la impresión de que nos pateamos la ciudad entera. Empezamos en el Pike Place Market, un cúmulo enorme de tiendas de todo tipo, desde una de las pescaderías más famosas de Seattle, en la que el pescado se lanza desde arriba a los clientes, a pequeñas tiendas chinas o indias que huelen a una mezcla de veinte inciensos diferentes. Ocupaban una calle entera, en la planta baja y en el subsuelo y estaba mitad al aire libre y mitad cubierto.
Entré en una librería de segunda mano y me asombró el orden y la oferta que había. No es como aquí, donde algunas de estas tiendas parecen almacenes de objetos perdidos y donde te puedes encontrar una hoja del Quijote en un libro de cocina sin encuadernación. Marisol, la monitora que vive allí me contó que los libros de segunda mano se venden igual de bien que los originales, es más normal que aquí el comprarse libros usados.
Después comimos en un parque y nos dirigimos hacia el SAM (Seattle Art Museum), por donde nos dimos una vuelta entre instalaciones modernas y una colección privada de porcelana china. La obra que más me gustó fue una pared en la que cada visitante del museo podía clavar una hoja. Había fotos de familiares, tickets de caja, entradas al cine, notas...
En el SAM
Por último, nos dejaron de compras por una calle del centro, pero yo estaba tan cansada que me fui con unos amigos al centro comercial. Nos compramos una bolsa enorme de chuches y desaprovechamos el resto de la tarde para charlar.