3/7/09

Segundo Post del Teatrillo - Escena I

¡Por fin viene la historia!

Acto I y único


Escena I


Tiene lugar en las escaleras de madera y bastante destartaladas. El ascensor lleva un cartel escrito a mano que dice “¡NO FUNCIONA!”. A izquierda y derecha se ven puertas que dan a los pisos. Del techo cuelga una bombilla desnuda de un cable viejo.

Aparecen el portero Ubaldo y Nilo, subiendo las escaleras.

Ubaldo:

(Resoplando) Éste es.

Nilo:

¿El qué?

Ubaldo:

El piso, hombre, el piso. ¿Es que no lo ves?

Nilo:

Ah, ah, vale. Gracias. ¿Me deja entonces las llaves…?

Ubaldo:

(Rebuscando) Espera. Mierda, no las encuentro. Ya avisaré si las veo en algún lado.

Nilo:

¿No lleva un manojo de llaves colgado del cinturón? Igual es una de esas.

Ubal.:

Ah. Sí. Aquí está la condenada. Pero tú conmigo no te hagas el listillo, ¿eh? No olvides que en este edificio soy el amo y te puedo poner de patitas en la calle a la mínima.

Nilo:

… Eh, sí, señor portero.

Nilo entra a su piso y Ubaldo sube al suyo.

Ubal.:

(Tocando a su puerta) ¡Looooolaaaaa! ¡Lola, abre de una vez, que no encuentro la llave!

Lola:

(Desde dentro) Jo papá, siempre igual. Ahora te esperas, que tengo las uñas recién pintadas y se tienen que secar.

Ubal.:

Ya verás dónde terminan tus potingues si no me abres ahora misma, que pareces tonta, continuamente haciéndote esto o lo otro.


Llega Covadonga, bajando las escaleras.

Covadonga:

¡Ubaldo, Ubaldo! Un momento por favor.

Ubal.:

¿Qué es eso de Ubaldo? Tú a mí me tratas con respeto, niña.

Cova:

Como tú… Como usted desee, Milord. El caso es que tenemos una gotera tremenda, quiero decir, de gran envergadura, en el techo del baño. Cuando pueda, ¿podría pasarse a echar un vistazo, me refiero, a inspeccionar el desastre?

Ubal.:

Hoy no puedo, soy un hombre ocupado. Además, ¿a mí qué más me da si tu techo gotea? Mi filosofía es que cada uno se ocupe de lo suyo.

Cova:

¡Genial! Porque que yo sepa el techo no es mío, sino que el responsable de mantener las tuberías en buenas condiciones es usted. Como ha dicho, cada uno a lo suyo.

Ubal.:

Venga, deja de desperdiciar mi tiempo. ¡Lola! O abres, o abres.

Lola:

(Abriendo la puerta) Bueno, bueno, tranquilo, que ya va. ¿Qué quieres, que te llene la puerta de fucsia?

Ubal.:

Déjame pasar. (Sale del escenario)

Lola:

¡Hola Cova! ¿Qué te pasa? Tienes una cara, que parece que se te ha marchitado tu planta de marihuana…

Cova:

Ja, ja, ja, Lola. No tiene ni pizca de gracia. Tenemos los Niágara Falls en casa y a tu señor padre no le da la gana de ocuparse.

Lola:

No me digas nada, si ya sé yo que mi padre es un desagradable. Ni te imaginas lo que es aguantarle todo el día. ¡Me tiene harta! Me salen hasta granos del estrés.

Cova:

Por cierto, ¿has visto a los nuevos vecinos que tenemos?

Lola:

¡Ay, no! Cuenta, cuenta…

Cova:

Pues sí, dos chicos muy majos, pareja, por lo visto. Uno es cubano y creo que quiere abrir una peluquería.

Lola:

Uy, qué guay. Me va a venir genial, lo de la peluquería… Y encima cubano, qué gracia. ¿Tú crees que me hará un descuento?

Cova:

Tú siempre pensando en lo mismo. Luego les hacemos una visita y le intentas convencer si quieres, ¿vale?

Lola:

Trato hecho. En un momento subo a buscarte.

Cova sube y Lola se mete en casa.

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